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Salvaguardas del Ángel de la Guarda

Salvaguardas del Ángel de la Guarda

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FRUTO: Sacramental.

Un Salvaguarda es una insignia o sacramental (cf. Catecismo de la Iglesia Católica No. 1679) que nos lleva a experimentar la cercanía y protección de Dios, preservándonos del mal y estimulando nuestra confianza en los infinitos méritos de Jesucristo o la intercesión de algún santo. Nunca debe confundirsele con un amuleto mágico que por sí solo otorgue las gracias que pedimos. Tuvo su origen en Francia (de allí su nombre: Sauvegarde) por la difusión de los ” ;Detente!” del Corazón de Jesús.

Los santos Angeles son poderosos e inteligentes seres espirituales mencionados en la Biblia de principio a fin. Cada cristiano tiene un ángel de la guarda, como nos lo enseñan la tradición y la liturgia. El mismo Señor Jesús alude sobre su existencia (cf. Mateo 18,20) y san Pablo la confirma (cf. Hebreos 1, 14). Dice la palabra de Dios: «He aquí que voy a enviar un Angel delante ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz. No le seas rebelde, pues en él está mi Nombre» (Éxodo 23, 20-23).

El Salvaguarda del Angel Custodio nos recuerda que Dios nos ha provisto de un celestial protector, quien actúa durante la vida como nuestro “guardaespaldas” y compañero de camino. Jesucristo experimentó horror el jueves santo en el Huerto de los Olivos, frente a los tormentos y muerte sangrienta que habría de padecer. En ese momento, el Angel Consolador se le apareció para fortalecerlo (cf. Lucas 22, 43), animándole con palabras de consuelo y honda fortaleza, que avivaron las decaídas potencias de su alma. Al portar devotamente este Salvaguarda, sentiremos continuamente la presencia de nuestro Angel Custodio e intercesor ante el trono del Altísimo.

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